"29 de febrero "
2016 es un año bisiesto o año intercalar, es decir que tiene 366 días en lugar de 365, luego de que en febrero son 29 días y no 28, lo cual se repite cada cuatro años.
El año bisiesto se debe al movimiento de la tierra alrededor del Sol, ya que nuestro planeta rota 365,25 veces durante una órbita completa alrededor del astro, por tanto un año dura 365 días, cinco horas, 48 minutos y 56 segundos, y no 365 días exactos.
Cabe mencionar que si no añadiéramos un día completo cada cuatro años las estaciones acabarían descompasadas en el calendario.
Se dice que las posibilidades de nacer en un año bisiesto son de una en 1.641. Las supersticiones en torno a este día que aparece y desaparece también son curiosas. Al parecer, se decía antiguamente que sólo el día 29 de febrero de los años bisiestos, las mujeres podían proponer matrimonio a su novio. Si su novio no aceptaba, por tradición éste debía compensar a su novia con un beso y un camisón de seda.
Sólo en Irlanda, el 29 de febrero trae algo bueno: allí los bebés nacidos el 29 de febrero reciben un premio de cien euros y a estos bebés se les conoce como ‘leapers’, palabra cogida del término ‘leap year’, año bisiesto en inglés.
La culpa es del emperador
En los tiempos de Julio César en el siglo 1 a. C, se comisionó a los astrónomos la tarea de mejorar el antiguo calendario romano, que tenía 355 días con un mes adicional de 22 días cada dos años. Sin embargo, se pensaba que el calendario había quedado fuera de sincronía con las estaciones y por eso se creó el año de 365 días con un día adicional cada cierto número de años para incorporar las horas adicionales acumuladas.
En aquellos días, febrero tenía 29 días y en el año bisiesto pasaba a tener 30. Sin embargo, se cuenta que Augusto se convirtió en el primer emperador (oficial) de Roma que quiso tener un mes nombrado en su honor con los mismos días que el mes de julio -que honraba a Julio César- es por ello que febrero le cedió un día a agosto.
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